Este es un blog que quiere hacer llegar cuentos diferentes a todos aquellos que los quieran leer.

martes, 22 de mayo de 2012

LOS BICHOS DE SERGIO

Este cuento comenzó a partir de una petición de mi hijo Sergio. Tiene cuatro años y es un apasionado de los bichos. De hecho, creo que hay más arañas en mi casa que en todo el Amazonas. Menos mal que no son venenosas. Siempre me hablaba de un bicho taladro que había conocido en el patio de casa, de hecho, hasta tenia un dibujo de él. Los bichos taladro son rojos y negros y tienen muchas patas.
Siempre he pensado que lo había inventado, pero se me ocurrió poner BICHO TALADRO en Google y resultó que existía. ¡ CÓMO UNA PERSONITA DE CUATRO AÑOS PUEDE LLEGAR A SORPRENDERME CADA DÍA! Qué grandes lecciones nos dan "esos locos bajitos" que viven a nuestro alrededor y quién no querría volver a ser uno de ellos.
Por eso, este cuento lo dedico a todos esos niños que pasan del fútbol, de los dibujos animados y de los videojuegos y que disfrutan aprendiendo de todo aquello que hay a su alrededor, en la naturaleza. Disfrutadlo.


LOS BICHOS DE SERGIO

¡Hola, amigos! Me llamo Sergio y os quiero presentar a mis mejores amigos.

Esta es ESPE, mi amiga araña. Es la más sabia de todos porque ha vivido en muchos, muchos lugares. Le encanta tejer y contar historias de sus viajes. Una vez, viajó a la gran selva del Amazonas, porque su prima Puri se iba a casar y no podía perderse la fiesta. El viaje fue muy largo y vivió grandes aventuras. Pero esa es otra historia.

Aquí esta PACHU, y es un bicho taladro. Nos conocimos un día de primavera, en el patio de mi casa. Al verlo me sorprendí mucho porque nunca había visto un bicho igual. Era negro y rojo y tenía muchas patas. Se acercó a mí y dijo:
—¡Hola, Sergio!
—¿Quién eres?—le pregunté todavía sin tener muy claro lo que estaba pasando.
— Mi nombre es Pachu, y soy un bicho taladro.
—¿Un bicho taladro? Nunca había oído hablar de esos bichos.
—Es normal. Somos muy discretos y no nos gusta que los humanos nos vean—me explicó tranquilamente mientras caminaba de un lado a otro—. Pero tu me has caído bien. Te he observado muchas veces y he visto que te gustan mucho los insectos y que te gusta cuidarnos. No nos aplastas, como hacen la mayoría.
—Los insectos son animalitos muy divertidos y me encanta ver como juegan.

Desde ese día, Pachu es mi mejor amigo.

También está RAPID, el caracol más rápido a este lado del Ebro. Se unió a nuestro grupo un día de lluvia. Mamá no me dejaba salir al patio, pero al final la convencí. Fue entonces cuando lo conocimos, nos retó a hacer una carrera con él. Pachu, Rapid y yo nos pusimos en la línea de salida. Espe  dijo: “Preparados, listos….ya”, y en menos de un segundo, Rapid ya estaba en la meta final.

Y por último, pero no menos importante, esta GORDI. Es un bicho bola. Muy tímida con la gente que no conoce, pero en cuanto coge confianza, es una chica genial. Es muy presumida, le encanta ponerse lacitos en la cabeza, y su color preferido es el rojo, como el mío.


Un día, nuestra profesora Begoña, nos habló de los diferentes animales que hay en el mundo y nos dijo que un día iríamos al zoo a conocerlos. Estuvimos viendo fotos de muchos animales: leones, tigres, monos, osos, jirafas, cebras y pingüinos.
Me quedé muy extrañado porque no habló de los insectos. Le pregunté por ellos y me dijo que en el zoo no había de ese tipo de animales.
Le hablé de mis amigos los bichos y me dijo que un día tenía que traerlos a clase para que todos mis compañeros pudieran conocerlos.

Esa misma tarde, fui a hablar con mis amigos.
—Hola, chicos. Os voy a dar una sorpresa.
—Sergio, ya soy muy mayor para sorpresas—dijo Espe con su voz pausada.
—Calla, Espe. Déjale hablar—le interrumpió Boli.
—Mi profesora quiere que os lleve a clase para que os conozcan mis compañeros. ¿Queréis venir a conocerlos?
Todos saltaron de alegría porque hacía tiempo que querían ir al cole de Sergio y conocer a todos sus amigos. Pero Espe no estaba muy contenta.
—No se, no se…—dijo Espe moviendo la cabeza de un lado al otro.
—Todos quieren que les cuentes las aventuras de tus viajes— dijo Sergio poniéndose a la pequeña araña en su mano, mientras le hacía cosquillas en la cabecita.
—¿De verdad?
—Claro, ESPE. Todos me han preguntado por ti.

A la mañana siguiente, Espe, Pachu, Rapid y Gordi vinieron a despertarme a la cama. Habían madrugado mucho porque querían arreglarse para dar buena impresión.
Se subieron a mi mochila y todos juntos fuimos al colegio.

—¡Buenos días, chicos!—saludó Begoña a la clase, como todas las mañanas.
—¡Buenos días!— respondieron todos al mismo tiempo.
—Hoy vamos a tener un día muy interesante. Sergio ha traído a unos amigos muy especiales, para que todos los conozcáis— explicó a la clase—. Acércate, Sergio.

Fui hasta el centro de la clase y todos mis compañeros se pusieron alrededor.
Al abrir la mochila, el primero en salir fue Pachu, que de un salto se puso en la mesa de la profesora.
—¡Hola a todos! Soy Pachu, y soy un bicho taladro.
Todos los miraron muy sorprendidos, como cuando yo lo vi por primera vez. Héctor tenía los ojos como platos. Había oído hablar de el, pero no podía imaginar que fuera un bicho tan gracioso. Marcos se acercó por detrás para intentar tocarlo, cuando de repente, Berta y Esther se pusieron a gritar: ¡Una araña, una araña!

Cogí a Espe en mi mano y le acaricié la cabeza. A ella le encantaba.
—No os asustéis. Ella es Espe y es muy buena. Nunca os haría daño.
Berta y Esther se acercaron algo temerosas, pero en cuanto Espe les sonrió, se tranquilizaros. Beatriz quiso cogerla y con mucha suavidad, la dejé en sus manos.
—Hola, chicas—dijo Espe—. No tengáis miedo, soy una araña muy pacífica. Cuando yo era pequeña, como vosotras, también tenía miedo de lo desconocido. La primera vez que vi un humano, me asusté tanto que estuve sin salir de casa una semana entera. Tenía miedo de que me pisara, pero un día……
Y Espe comenzó a contar una de sus bonitas historias, ante la atenta mirada de los niños y niñas de la clase.

Pasaron la mañana jugando todos juntos. Pablo y Beatriz se lo pasaron genial con Gordi. Les gustaba hacerle cosquillas en los pies y ver como se convertía en una pequeña bolita. Gordi no paraba de reírse y dar vueltas sobre si misma.

Rapid había retado a Guillermo, Diego y Jorge a una carrera. Lucas dio la señal. A la de tres, Rapad salió disparado, dejando a todos los demás con la boca abierta. Hicieron varias carreras, y todas las gano Rapid. Alvaro no paraba de reirse. Nunca había visto un caracol tan, tan rápido.

Pachu y yo estuvimos jugando al escondite con Pedro, Mario y Esteban. Y ese mismo día descubrí una cosa muy interesante de los bichos taladro:
SON LOS MEJORES JUGADORES DEL ESCONDITE. ¡PUEDEN CAMUFLARSE COMO LOS CAMALEONES!
Enseguida se hizo la hora del almuerzo, y como teníamos unos invitados tan especiales, celebramos su visita con un almuerzo diferente. Begoña, la profesora, había traído galletas y bizcocho de chocolate para todos. ¡QUÉ BUENO ESTABA EL BIZCOCHO!

—Bueno, chicos. Es hora de recoger todo y de despedirse de vuestros nuevos amigos— dijo Begoña.
—¡Oh, no!—gritaron todos a la vez.

Lo habíamos pasado tan bien que llego la hora de volver a casa y ninguno queríamos irnos de clase. El día se había hecho muy, muy corto y todos querían pasar más tiempo con mis amigos, los bichos.

—No os preocupéis—dijo Pachu a toda la clase—. Sois todos geniales y seguro que pronto nos volveremos a ver.                                                                                                

REALMENTE FUE UN DÍA GENIAL.

4 comentarios:

  1. Doy fe, de que le encantan los bichos.

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  2. permiso pero contaré este cuento : )

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    1. puedes hacerlo, para eso los escribo, para que los podáis contar a los niños

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  3. permiso concedido, para eso los escribo, para que los podáis contar a los niños

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