Os quiero presentar a mis dos nuevos amigos. Se llaman Nico y Nilo. Son dos pequeñas ardillas, habitantes de un bonito bosque, a las que les gusta jugar, divertirse, y sobre todo, disfrutar de la naturaleza. Casi me olvido, y son hermanos. Nico es la mayor. Su verdadero nombre es Nicole, pero le gusta que la llamen Nico. Es una bonita ardilla a la que le encanta disfrutar del sol, y sobre todo, le gusta que el lugar donde vive siempre esté igual de bonito. Es muy tranquila, algo seria a veces, pero sobre todo, muy protectora con su hermano. Nilo, el pequeño, es muy inquieto, le encanta hacer rabiar a su hermana, aunque en el fondo, no podría separarse de ella. Y por cierto, lo que más le gusta es el chocolate.
Ahora que ya he hecho las presentaciones, os dejo con su primera aventura.
Espero que os guste.
UN DIA EN EL LAGO
Era un bonito día de
primavera, lucía el sol y Nico y Nilo estaban disfrutando del calorcito en su
rama preferida.
—Hoy es un buen día para darnos
un baño en el lago—dijo Nilo.
—Es una gran idea. Podríamos
hacer un picnic.
—¡Si, un picnic!¡Qué guay!
Vamos a organizarlo.
Los dos juntos comenzaron a preparar
el almuerzo. Nico fue a recoger algunas frutas: unas ricas fresas y unas
refrescantes naranjas. Mientras, Nilo se encargó de hacer los bocadillos.
Preparó dos enormes bocatas de jamón y queso. A Nilo le encantaba el jamón.
—Ya está todo listo—dijo Nico
mientras cerraba la cesta del picnic—. Nilo, no te olvides de coger los
flotadores y la pelota.
Comenzaron a saltar de rama
en rama y en un abrir y cerrar de ojos, los dos hermanos llegaron al lago.
Nico, a la que no le gustaba
el agua fría, decidió meterse poco a poco en el lago. De repente oyó un grito.
—¡Bomba va!—gritó Nilo, a la
vez que daba un salto y caía al agua salpicando a Nico.
Éste no paraba de reírse; su
hermana estaba empapada.
—¡Me has mojado entera! No te
escapes, te vas a enterar.
Comenzó a perseguir a su
hermano por toda la orilla echándole agua sin parar. Nilo corría y reía a la
vez, hasta que se tropezó y cayó al suelo. Nico lo alcanzó y comenzó a reírse
de él.
—No tiene gracia. Me he
tropezado con algo y me he hecho daño.
Nico se acercó a mirar con
qué se había tropezado su hermano.
—Mira, es una botella de
cristal—dijo muy sorprendida—. ¿Quién la habrá tirado aquí?
—Allí hay más basura, Nico. ¿Quién
habrá hecho esto? Con lo bonito que es este lugar.
—Tengo una idea. Juguemos a
recoger la basura. El que recoja más se podrá comer el bocadillo más grande.
—¡No, mi superbocata! —gritó Nilo
riéndose—. No me vas a ganar. Ese bocata es mío.
Nico y Nilo empezaron a
recoger toda la basura. Había botellas, plásticos y muchos papeles. No paraban
de correr de un lado a otro limpiando toda la orilla del lago. Fue un trabajo
duro, pero cuando terminaron, se sintieron muy bien. El lago estaba limpio y bonito.
Debía ser ya la hora de comer
porque el estómago de Nilo empezó a hacer ruidos. Se sentaron junto a la orilla
del lago y sacaron la comida de la cesta de picnic.
—Yo he recogido más basura
que tú. Me toca a mí el bocadillo grande—dijo Nilo sacando su superbocata.
—Está bien. Es todo tuyo, te
lo has ganado. Has hecho un buen trabajo.
Nico miró a su hermano
sonriendo, mientras éste le daba un enorme mordisco al bocadillo de jamón y
queso. Terminaron los bocatas a toda velocidad, tenían mucha hambre. De postre
se tomaron las fresas y las naranjas. Estaban tan, tan llenos que decidieron
echarse una siesta bajo un gran árbol.
Pasado un buen rato, Nico se
despertó. Vio que su hermano ya estaba levantado.
—¿Qué tienes ahí escondido,
Nilo?
—Nada.
—Mentira, tienes algo ahí
detrás.
Nico se acercó a su hermano y
vio que tenía escondida una chocolatina.
—¡Nilo, una chocolatina!
—Mmm, me encanta el
chocolate—dijo éste mientras comenzaba a comérsela con gran satisfacción.
Pasaron toda la tarde jugando
con la pelota y bañándose en el agua. Había sido un día fantástico. Pero llegó
la hora de volver a casa. Nico comenzó a recoger el picnic.
—Nilo, ayúdame a recoger.
Debemos dejar todo limpio.
—¡Estoy cansado!—dijo Nilo,
que se había sentado en la orilla del lago y jugaba a tirar piedrecillas al
agua.
—Debemos dejar todo muy
limpio para que la próxima vez que vengamos esté tan bonito como está ahora. ¿A
qué este lugar es precioso?
—Tienes razón. Voy a ayudarte.
Y los dos hermanos recogieron
el picnic sin perder en ningún momento la sonrisa.
Recordad, chicos. Es muy
importante mantener limpios nuestros bosques y lagos. Así siempre podréis
disfrutar de ellos. ¡Hasta la próxima!